Un 'iceberg' es una punta de hielo que
sobresale sobre la superficie del mar, que nos advierte que en el fondo del
océano hay una mayor cantidad de agua congelada. En otros términos 'la punta del iceberg' es
una analogía que se usa para indicar algo que permanece 'oculto a la vista' y
de lo que solamente podemos ver una pequeña fracción o parte.
En Ecopetrol el caso REFICAR —el
vergonzoso acto de corrupción en el que el Estado colombiano perdió mucho
dinero y que es actualmente motivo de investigación por parte de las
autoridades— es apenas 'la
punta del iceberg' de toda una oculta y muy bien
maquillada corrupción que
se maneja al interior de la compañía.
Algo que me tiene muy sorprendido de todo
esto, es la coincidencia de opiniones —tanto de trabajadores de base, temporales, líderes sindicales, algunos directivos
honestos y hasta pensionados— que están de acuerdo en que
gran parte de quienes manejan los negocios en Ecopetrol han
convertido la empresa —lamentablemente— en una 'cueva de malandrines'.
Me lo dijeron varios empleados de Ecopetrol que
pidieron reservas de sus nombres: — "la
cruda realidad que se está viviendo en la empresa, es el triunfo del chanchullo
y la coima sobre la decencia y el respeto... la extorsión impera al interior de la
compañía dentro de un porcentaje de funcionarios con cierto poder de
definición en contratos y otros negocios"—.
Así las cosas, si la conducta en los
negocios refleja los principios de la ética empresarial de una compañía,
lamento comunicarles que la ética en Ecopetrol actualmente está por el
suelo.
Casos como el de la multinacional
inglesa Centurion
Drilling que en el 2.012 afirmó que en la región del
Magdalena Medio “fue
víctima de cuantiosos prejuicios” por los presuntos
sobornos de funcionarios de Ecopetrol.
O hechos como los presentados con la empresa multinacional Petrotiger en los
que se habría pagado sobornos y que, incluso, fue denunciado y revelado por
el FBI de
los Estados Unidos.
También el reciente caso de un ingeniero
pensionado de la refinería de Barrancabermeja que será
juzgado por la justicia colombiana por el presunto delito de estafa a un banco
local, luego de incumplir un cobro jurídico por más de $ 9.000 millones
de pesos derivados de una reparación a la planta Cracking Orthoflow que
se hizo en la Refinería
de Barrancabermeja a finales del año 2.012, son apenas (3)
tres casos de corrupción en Ecopetrol —visibilizados
por la prensa nacional— pero que todos sabemos son muchos más y en todas
las regiones del país.
Todo lo anterior denota que estamos frente a
hechos que le generan a Ecopetrol un
desgaste inmenso y de paso 'justifica' las
hipótesis de los llamados 'liberales
tecnocráticos o neoliberales' que usan todo este escenario
como parte de los argumentos para privatizar la que hasta hoy
consideramos 'la
primera empresa nacional'.
La 'puerta giratoria' que usan funcionarios
de Ecopetrol para pasar a ser 'contratistas a la sombra'.
Uno de las formas de corrupción que más
llama la atención en Ecopetrol
— y en donde más se ha manifestado el fenómeno— es en 'la red de relaciones'
que se maneja a nivel interno; asesores que se retiran o se jubilan de la
empresa y luego participan en procesos licitatorios para trabajarle a la
misma Ecopetrol como 'contratistas', lo que
se convierte en una descarada 'puerta
giratoria' entre la compañía estatal y las empresas
privadas, en las que actúan —solapadamente— como 'propietarios a la sombra'.
Se trata de ex directivos de la
misma Ecopetrol ganando
dinero por 'punta y
punta', bajo la 'carareada' excusa
de una experiencia que más bien esconde —en forma perversa— el verdadero
problema y es que esos ex empleados —ahora contratistas— conocen datos internos
de Ecopetrol,
que usan a favor de sus empresas, como por ejemplo los precios que fija la
competencia que, luego en las convocatorias, ponen a su acomodo para
ganar 'facilito' los
negocios.
Así las cosas —según los mismos
trabajadores— se han conocido de compras de materiales y equipos que no se
requieren en Ecopetrol o
cuya tecnología ya es obsoleta, todo lo cual sucede gracias a esta 'puerta giratoria'.
Estas transacciones (comerciales y laborales
a la vez) son protagonizadas mediante la figura de un suplantador(testaferro)
que el alto directivo (ex funcionario de cierta jerarquía con acceso a información
privilegiada) ubica en su empresa contratista bajo su subordinación y
orientación y la presentan ante Ecopetrol con
unos estándares de calidad 'clase
mundo'. Jefes internos en ECP con
salarios altos que —sumados a las ganancias de la empresa contratista,
más el ingreso del retiro por la pensión de jubilación que tienen en Ecopetrol— les
permite 'un
exclusivo nivel de vida'.
Sin duda, allí hay un conflicto de intereses.
En un país como Colombia, donde el 80
por ciento de los colombianos vive con menos de (4) cuatro salarios mínimos,
la 'puerta
giratoria' en Ecopetrol genera
indignación, especialmente, si tenemos en cuenta que los dineros de la empresa
—en su gran mayoría— son recursos del estado colombiano, pero sobre todo
porque Ecopetrol ha
sido el principal generador social y económico del país, cuyos recursos llegan
hasta la más apartadas zonas del país.
¿Cuál es la respuesta
de Ecopetrol? La respuesta de la compañía es hipócrita. Se 'lavan las manos' y
ponen a disposición de los trabajadores una 'línea telefónica de ética' en
la que advierten que "si
alguien conoce una situación en contra de los principios y valores de
Ecopetrol, o que pueda asociarse a situaciones de fraude, corrupción o lavado
de activos, los ciudadanos pueden marcar en Bogotá el teléfono 2-34-39-00 o la
línea gratuita internacional 01 8009-121-013", sin
embargo, con esta línea NO pasa nada, pues la corrupción al
interior de la empresa sigue aumentado desproporcionadamente.
Por el contrario —según quejas de los
mismos trabajadores o contratistas que se han visto afectados por las
corrupción en Ecopetrol—
quien se atreva a denunciar irregularidades al interior de la compañía corre el
riesgo que NO lo vuelvan a llamar a contratar, por lo que les da miedo hablar al
poner en riesgo sus propios trabajos.
Es lógico que si son los mismos 'jefes' los que
controlan todo, la respuesta no puede ser otra que la de expulsar a los
denunciantes.
Todo parece indicar fue lo que sucedió con
el dirigente sindical, Edwin
Palma Egea, quien por el hecho de denunciar en las redes
sociales los altos sueldos que devengan los ejecutivos de la estatal
petrolera, Ecopetrol decidió
despedirlo, una decisión administrativa que busca generar pánico entre los
trabajadores y así evitar que denuncien todas las irregularidades que conocen
al interior de la compañía.
Me lo afirmó decepcionado un trabajador de
la empresa: "En
Ecopetrol la corrupción está arraigada por todas partes y por solo por el hecho
de que alguien como nosotros la mencione es prácticamente como colocarse
una cruz encima porque sabe y tiene claro que NO va a
conseguir trabajo en la industria petrolera colombiana, porque lo vetan".
Esta tal la indignación de un gran sector de la población en Colombia —por lo
que está sucediendo en la empresa— que ya circula en las redes
sociales 'la
iguana de Ecopetrol vestida de rata con saco y corbata',
una imagen dolorosa para quienes amamos y respetamos a la 'primera empresa nacional, patrimonio
y esfuerzo de todos colombianos'.
A lo anterior se suma la lentitud de la justicia para
castigar a los corruptos, lo que a su vez refleja refleja un panorama sombrío en el
futuro de la empresa. Hay
justicia dilatoria para los corruptos. Además los niveles
de sanción no son coherentes con el gran daño social y económico que le causan
al país.
El debate apenas comienza. El
caso Reficar es
la 'punta del
iceberg' de toda una profunda red de corrupción que
amenaza a la compañía.
ROSBERG PERILLA PEREZ es un habitual columnista de BARRANCABERMEJA VIRTUAL. Puede ser contactado en el correo electrónico: periodista22@msn.com
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